martes, 2 de noviembre de 2010

He vuelto (o volvido, que con este verbo siempre me lío).

Hola, amigaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!! Soy Alizia, seguro que algunas me recordáis de aquella época maravillosa en la que me digné a invertir algunas horas de mi tiempo rosa en contaros mis vivencias y daros consejos y liderar la marea rosa de apoyo a Paris Hilton porque pretendían meterla en la cárcel por conducir borracha. Jopetas! Ni que fuera la única! Que levante el lipstick rouge aquella que no haya conducido con unos copeteques de más! Incluso mi amiga Clo, que es alérgica al alcojol (y a los inmigrantes que se les nota) ha bebido para conducir borracha en homenaje a Paris. Os recordáis? Fué una época maravillosa pero ahora he decidido volver porque... HE MADURADO!!! Osea, no como una manzana que dices: Dios mío, está madura! Me refiero a madurar de volverme mucho más sensata. Osea, no sensata porque antes estuviera loca, sino sensata de ser mucho más... Pues eso, sensata.

- ¿Santa? ¿Cómo que santa? Si tú eres muy puti...- me dijo mi amiga MeiLou mientras pasaba la lengua por el borde de un copeteque de tequila con sal gorda, osea, Clo, no te estoy diciendo que salgas. Además, ya no estás tan gorda.
- Sensata, MeiLou.
- ¿Qué es sensata, Alizia?
- Ehhhhhhh... Tómate tu copeteque y calla.

No soporto que mis amigas no sepan los conceptos que manejo, de verdad. Me siento en otra estera. Son majas pero a veces parecen tontas. Y MeiLou es de las más listas, que se sacó el graduado sin copiar ni hacer lo de la boca (es que no puedo decir chupar aquí) en nadie.

Total, que hoy estaba tomándome el zumo de medio kiwi para desayunar y me he dicho a mi misma:
- Alizia, ahora que has madurado, es hora de que vuelvas y des una nueva visión de ti misma a todos aquellos que te siguieron cuándo aún eras una niñata que bebía actimeles. Ahora eres más sabia, más tolerante, más elegante y más curtida por la vida, así que, ¿porqué no regresar al lugar de dónde nunca debiste salir?
- El infierno
.- Ha dicho por lo bajinis Malospelos, pero yo que tengo el oído fino como el bigote de una gamba, la he oído, así que he derramado la mitad del zumo de medio kiwi que me quedaba en el vaso por todo el suelo para que se tenga que agachar a limpiarlo y me he prometido que será la última vez que me diga a mi misma las cosas en alto.

Aquí el medio kiwi, aquí un amigo.

Por si no lo recordáis, Malospelos es la chacha. Es de un país del cono sur, muy lejano. Honduras o más allá. Y lleva con nosotros toda la vida. Yo la llamo Malospelos porque no recuerdo su nombre y porque siempre va despeinada, como si tuviese una rata enrollada en la cabeza... Aunque igual la lleva... Como no sé sus costumbres... Cuándo mi papi me trajo el kinkajou del bosque amazónico, en cuánto vio a Malospelos se escondió entre sus pechos y no quiso saber nada de mi que era su dueña. Así que algo tendrá la raza de Malospelos con los animales, un parentesco o algo, porque es adoración. Y ella ha adoptado al kinkajou como si fuese un hijo y le da pecho y todo. Te juro que yo a las minorías no las entiendo. No creo que Paris (Hilton, imagínate, no la ciudad) alimente a su kinkajou de su propia teta. Seguro que Paris tiene un montón de mujeres Malospelos contratadas para alimentar a todos sus animales y a su hermana Nicki. Mi padre dice que por poder, nosotros podríamos tener también un montón de Malospelos, una tribu si quisiéramos, dice, pero también dice que en la humildad de las personas está la humildad de las personas. O algo así. El caso es que he derramado la mitad del zumo del medio kiwi y me he quedado muy consolada. Luego me he desplazado a mi misma hasta la piscina cubierta y como he sentido un poco de frío u frescor, me he trasladado como por arte de magia (licencia poética que me permito a mi misma) hasta la piscina interior donde mi hermano K. estaba masturbándose.

- Cerdi.- le he dicho.

Y me he dado la vuelta muy enrabietada para irme a mi habitación de invierno porque no aguanto más en esta casa del demonio. En las escaleras me he encontrado con mi madre que iba de Lexatines, bajando por la barandilla.

- ¡Mamá! Malospelos me ha dicho una grosería y mi hermano K, se la está cascando en la piscina interior. Yo así no puedo.
- ¿Quieres un Lexatin?
- ¡Mamá! Lo que quiero es una vida.
- ¿Una bebida?
- ¡Bah!

¿Entiendes? Mi vida es un infierno con un montón de cristalitos de Swarokowski. Ya en mi habitación de invierno en la que predominan los tonos morados y los prints animales, que son tendencia, me he tirado encima de la cama, he llamado a Clo y cuándo ha descolgado, he metido la cabeza en las almohadas como para llorar, ya me entiendes, pero aunque me he clavado un dedo en el ojo, no ha salido ni una sola lágrima. Así que he tenido que gemir mucho, como desazonada. Luego he cogido el teléfono y he oído que Clo me decía:

- Alizia, ¿estás fingiendo un orgasmo?
- ¿Quién es?
- Soy Clo.
- Ay, Clo... Perdona... Se ve que se ha activado el móvil sin querer, pero estoy bien.
- Vale.
- ¡No cuelgues, perra! No estoy bien.
- ¿Qué te pasa?
- Nada, Clo, tía... ¿Te acuerdas cuándo me mordió un pez en Ibiza? Pues mucho peor.
- Tía, me encantaría escucharte, pero es que tengo el gloss al fuego y ya sabes... ¡Besi!

Y ha colgado, la muy zorra gorda. Osea, no me meto los dedos porque la mitad de la mitad del zumo de medio kiwi ya debe estar en la flora, que si no... Y de pronto ha venido a mi como una luz, que por un momento pensé que era una luciérnaga y la quise coger, pero entonces me percaté que era una luz interior y que no la puedes coger. Y esa luz me ha dicho:

- Alizia... Si nadie te quiere, vuelve a tu blog.
- ¿Cómo?-
le he dicho yo, porque no todos los días me habla una luz interior y estaba muy en chock.
- Que vuelvas a tu blog, que allí las personas y los hombres te admiran y desean.
- ¿Cómo?
- Mierda pa ti. No vuelvo más.

Y la luz se ha fundido como si no pagara el recibo. Entonces he enchufado el ordenador y, mirando la foto de Zac Efron, me he dicho a mi misma:

- ¿Y si vuelvo a mi blog?
- Fenomenal.-
Me he respondido a mi misma.

Y dicho y hecho. Aquí estoy, al pie del talón dispuesta a convertiros a todos los que me leéis en unas personas mejores y más limpias y glamourosas. Os lo juro. Y para comenzar, sólo deciros que Lindsay Lohan ya no está de moda. Fuerte, ¿no? Pues esto no ha hecho más que empezar.

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